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domingo, 23 de noviembre de 2014

La túnica de Neso. Rolando Ugena



Alguien le pregunta al jinete dominguero:
«Itzig, ¿hacia dónde cabalgas?.»
«No me lo preguntes a mí.¡ Pregúntaselo al caballo!.» 
Freud, Carta 92, 7 de julio de 1898

2006."Palabras sobre la histeria", Lacan en Bruselas:  "...representaciones inconscientes. ¿Qué es lo que puede ser eso, representaciones inconscientes?... una contradicción en los términos: unbewusste Vorstellungen....Eso no tiene nada que ver con representaciones, este simbólico, son palabras y, en el límite, se puede concebir que unas palabras son inconscientes... hablan sin saber absolutamente lo que dicen....el inconsciente no tiene cuerpo más que de palabras". (1)
             Tarde de verano. Disconforme con sus dichos, sale Freud de disertar sobre histeria y perversión. Decide suspender "la exhumación de la sordidez" humana; va a tomar un café, su pensamiento deriva, sus hijos, las bellezas de Italia. En eso, le pide permiso para sentarse a su lado uno de sus oyentes, lo adula, lo considera un gran hombre, le agradece que haya limpiado las caballerizas de Augias de los errores y prejuicios en la doctrina de las neurosis. Freud, abrumado por la lisonja, se atraganta con una media luna,  lucha con el asco, se saca de encima al pesado yéndose temprano a casa.
Ilustraciones de Gustave Doré para Gargantúa y Pantagruel por Francois Rabelais publicado como Œuvres de Rabelais, París: Garnier Frères, 1873).
Antes de dormir, hojea las ilustraciones de Garnier a las obras de Rabelais, lee un cuento y tiene un sueño inmundo: limpia con un chorro de orina la inmundicia de un excusado. Lo analiza, por qué no experimentó asco, escribe: "...se debe a que en la emergencia del sueño cooperaron pensamientos gratísimos que producían enorme satisfacción...se me ocurren enseguida los establos de Augías, que Hércules limpió. Y ese Hércules soy yo"
Teoriza: transposición en lo contrario, de una Dingvorstellungen que sirve a los fines de la censura, y al cumplimiento de deseo. (2)
Posición del inconsciente: "Es preciso, sobre el inconsciente, ir a los hechos de la experiencia freudiana"(3). Ir a los hechos apostando a sostener su descubrimiento, advertidos de que servirse del término representación de cosa para caracterizar la materialidad de lo inconsciente, fue el proyecto de inyectar en el corpus de la ciencia de su tiempo, lo que no podía insertarse allí, y que determinar de ese modo lo que "se ha sustraído radicalmente a la conciencia", (4) es, por lo menos, problemático.
Renuente a todo rastreo empirista, discordante con cualquier verificación experimental no menos contradictoria que imposible, lo inconsciente, esfumándose sin haber aparecido deja su marca, siempre extraña e inesperada,  y presta cuerpo de palabras a lo que no puede ser localizado en el mundo, porque lo excede.
A diferencia de la representación, aún de cosa, que devuelve al mundo, donde la conciencia se pavonea, la temporalidad del significante es de otro orden. Sobre un fondo de ausencia, brota en ese mundo sin pertenecerle.


El rapto de Deyanira, Guido Reni

Es de mañana. Hércules y Deyanira, se disponen a vadear el río. Alegando ser barquero autorizado por los dioses a causa de su rectitud, se acerca el centauro Neso; por unas monedas ofrece cruzarla sin mojarse, Hércules puede aprovechar para nadar. Éste accede, paga, arroja arco y flechas al suelo,  penetra en el agua. En eso Neso, echa a correr con Deyanira en los brazos, necio, trata de violarla. Ella grita, Hércules, desde un kilómetro, atraviesa el cuerpo del centauro con un flechazo mortal.
Doce trabajos de Hércules, Museo Nacional Romano
Neso, no quiere morir sin vengarze, da a la mujer una poción hecha con su propia sangre, si la resguarda del calor y la luz, al untarla sobre el ropaje de Hércules, logrará atraerlo si se acerca a otras. Deyanira conoce la vocación de su marido por la compañía de jóvenes señoritas, silenciosamente guarda la pócima.
La dama y el unicornio
             ¿ Existe un unicornio?, ¿existe un centauro?. Con Lacan, se puede decir: ex-siste, "a partir del momento en que tienen un nombre”, de eso se trata en nuestra práctica, de la incidencia de la nominación. (5) Ex-siste, como el sujeto.
Impecablemente expuesta por Lacan en La carta robada, la peculiar materialidad del significante, es muy especial: "Rompamos una carta en pedacitos: sigue siendo la carta que es"(6), significante puro, significante-amo, no soporta la partición; Nombre-del-Padre, que "entre todos los significantes, es significante del cual no hay significado y que, en lo que toca al sentido, simboliza su fracaso." (7) y lo que materializa, es  la instancia de la muerte”.
Zeus
Zeus vaticina:  "Ningún hombre vivo podrá matar a Hércules; un enemigo muerto será su ruina ". Es de noche. Otro amorío del héroe, hora de usar el remedio de Neso. Deyanira toma un trozo de paño, lo empapa con el brebaje, frota el manto pedido por Hércules para vestir en el ritual en honor de su padre.
Llegó la mañana. Instante de ver, con espanto, el resto de tejido tirado en el suelo, que iluminado por el sol se quema como el aserrín, deja ampollas rojas en el piso. Tiempo de comprender la postrera revancha del centauro, y concluir que es el momento de avisar a Hércules sobre el peligro que corre si utiliza la prenda, pero el correo  llega tarde.
Apenas el semidiós se acopla la túnica, comienzan sus dolores. Ante las primeras llamas, refrena sus gemidos, suplica. Cuando el sufrimiento es atroz, intenta rasgar su mortífera vestidura, al tirar también arranca su pellejo, el cuerpo lacerado hasta el hueso, el fuego muerde sus entrañas. Antes de morir, se entera que el acto de Deyanira fue involuntario, la perdona.
De nuevo el correo a deshora, ella se mata. Hércules, alza sus palmas al cielo de su padre, grita: La muerte me será un regalo.
El gruto, Edward Munch
Lacan se levanta, reparte una reproducción de "El Grito", de Edvard Munch. El marco, Problemas cruciales para el psicoanálisis; el objeto, es propicio para articular un punto esencial: el silencio. Habla, ¿qué es ese objeto, el grito?. El grito provoca el silencio, lo causa, "hace el abismo donde el silencio se precipita" (8), el hueco en el que resuena la Cosa. Orificio interior taladrado por la pulsión de muerte, que penetra en él y vuelve a la superficie, horadando el cuerpo.
Lacan va a la tele: "el sujeto del inconsciente embraga sobre el cuerpo". Insiste sobre lo que no se sitúa verdaderamente más que por un discurso. "¿Qué puede de ahí decirse, del saber que ex-siste para nosotros en el inconsciente, sino que únicamente un discurso articula? "(9)
Concepto, hecho de discurso, saber que no se sabe que funda el mundo y permite circunscribir lo especifico de la represión, que ejerciéndose sobre el significante, intenta excluir lo inconsciente.
             Puro real, hecho inasimilable”(10), escandalosa tesis, que por nombrar al significado como dislocado y al saber como faltante, nunca convenció, como Freud mismo señalaba, sino a aquellos que ya estaban convencidos. Él con lo inconsciente,  Lacan con lo real, lo simbólico y lo imaginario, denuncian las ilusiones del "animal condenado a habitar el lenguaje", (11) que intentando tapar el agujero de lo real con su síntoma, pretende escapar a lo inconsciente.
Nuevamente, Posición del inconsciente: “...es un concepto forjado sobre el rastro de lo que opera para constituir al sujeto....no es una especie que define en la realidad psíquica el círculo de lo que no tiene el atributo (o la virtud) de la conciencia..."(3)
Cualidades de un sistema que no aporta sino un saber que ya se sabe y, como el signo, lejos de señalar algo a ser “significado al sujeto”, anticipa las certidumbres del "sujeto del significado" y deja perplejo a Freud, pues lo que en su experiencia escucha, son los espejismos de la conciencia, sus quimeras de un mundo puro sin huella de lo inconsciente, puestos en entredicho cada vez, por la irreductible presencia de lo que repetidamente desentona, objetando los nombres de la armonía.
En tanto el bastidor intelectual de la época carece de la noción de significante, Freud no puede separarse del biologismo de la pulsión de muerte. Ese significante que provoca el vaciamiento del cuerpo, al que como la túnica de Neso, envuelve, y bajo su aspecto de objeto a, fascina y empuja a la muerte.
Porque hay pulsión de muerte, porque la Cosa falta, como Hércules de la túnica de Neso, de eso no se puede escapar.

Notas bibliográficas
1.J. Lacan, Conferencia en Bruselas, 26-2-1977.
2.S. Freud, La interpretación de los sueños, Capítulo VI, El trabajo del sueño, Los afectos en el sueño, Ed. Amorrortu, Volumen 5.
3.J. Lacan, Escritos, Posición del inconsciente, Ed. Siglo XXI.
4.S. Freud, Trabajos de metapsicología, La represión, Ed. Amorrortu, Volumen 14.
5.J. Lacan, Seminario 12, Problemas cruciales para el psicoanálisis, clase 7, 27-1-1965.
6.J. Lacan, La carta robada, Escritos, Ed. Siglo XXI.
7.J. Lacan, Seminario 20, Aún, Clase 7, 13-3-1973
8.J. Lacan, Seminario 12, Problemas cruciales para el psicoanálisis, clase 12, 17-3-1965.
9.J. Lacan, Radiofonía y televisión, Ed. Anagrama
10. J. Lacan, La tercera, en Intervenciones y textos, Manantial.
11. J. Lacan, Seminario 9 La identificación,  Clase 18, 2-5-1962.


Trabajo presentado en Cuestiones del Psicoanálisis VI Jornada Anual Materialidad del inconsciente. Práctica de discurso. 31/3/2007

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