En
agosto de 2004 Emilia Cueto realizó una interesante entrevista para El sigma e
Imago-Agenda, a la psicoanalista francesa Colette Soler, quien se encontraba en
Buenos Aires. Aquí algunos tramos de lo que Soler señaló en esa ocasión, a
partir de la inteligente interpelación de su entrevistadora.
Colette Soler |
Decía
Soler que “Lacan vivo es su texto… tengo recuerdos de su persona, de mi
análisis con él… de sus seminarios… lo importante es la orientación que surgió de
su obra… trabajo estos textos y verifico cada vez más que, incluso cuando un texto
parece difícil de entender… si se explica bien, si se trabaja bien, arroja una
luz que sirve en la práctica analítica… Un amo como Lacan, o como Freud… amo en
la medida en que los dos -Freud primero… porque inventó el dispositivo
completo, pero Lacan, también- son inventores de un nuevo discurso. Por eso,
los podemos llamar amos… de orientación teórica y práctica en el campo del
análisis.”
Acerca
del dispositivo del cartel, señalaba Soler que “una garantía tiene más valor si
se otorga no entre conocidos… El cartel es algo… esencial… porque es una pequeña
estructura donde uno no trabaja solo… habla con otros, intercambia; así
posibilita ver si lo que dice se entiende, se transmite, y… recibir aportes de
los demás… no es una estructura de enseñanza en la cual uno hace un seminario y
los demás escuchan… es una estructura que permite a cada quien, -a su nivel-,
elaborar y progresar… una estructura pequeña y localizada…”.
En
cuanto a lo que Lacan decía respecto a que las mujeres y los hombres no tienen
la misma ubicación en relación al síntoma, Soler comentaba que “se percibe muy
bien… en las fórmulas. Cuando se dice: Un hombre tiene un síntoma fundamental,
más allá de los síntomas múltiples, una mujer es un síntoma de un hombre. Ahí
las fórmulas ya marcan una diferencia. Creo que esta diferencia repercute al
nivel del final… Lacan contesta a la pregunta ¿qué quiere una mujer? desde 1958
en los textos sobre… la sexualidad femenina… que se encuentran en los escritos.
Produce una respuesta sobre este punto. Después, la desarrolla… y amplía en El atolondradicho”.
Sobre
lo Freud llamó la perversión polimorfa, las fragmentaciones de las zonas
erógenas, de las pulsiones, los ensayos sobre la sexualidad acota Soler que “fue
un escándalo, pero ahora es una banalidad. Todos saben eso, y lo que Freud sacó
de la represión con tanto esfuerzo, ahora, se encuentra exhibido en la
superficie del discurso sobre las pantallas de la televisión y es como si el
mensaje freudiano hubiera pasado… Las pulsiones reprimidas que él descubre vía
el desciframiento del síntoma, no las descubre observando a los sujetos.
Observando a los sujetos descubre en el marco de la educación de su tiempo… victoriana,
bien normativa, los ideales… normas… buenas conductas y… síntomas que impedían
funcionar cosas. En todo eso, no hay nada que indique la presencia pulsional.
Es descifrando los síntomas que descubre lo que detrás del síntoma se fabrica
(podemos decir, a partir de las pulsiones reprimidas y el desplazamiento de las
pulsiones reprimidas). Freud… solo esperaba que, quizás, el psicoanálisis
pudiera impedir una represión demasiado feroz de las pulsiones, pero… nunca
anticipó el hecho que la represión de las pulsiones podría bajar al punto que
vemos ahora”.
Y
continuaba Soler señalando que “…el análisis desde Freud tiene el efecto de
hacer aparecer el hecho de que los ideales vienen del Otro, del lenguaje. Ahora… los
analizantes… intentan construir una pareja… inventar cada uno una manera de vivir
con el otro en el tiempo, no solo un… par de años… algo que se sueña de eso, de
algo que atraviesa la vida… Y… se formula así, porque no hay más tipo ideal, y
cada uno se arregla con su cada uno o su cada una”.
Luego
manifestaba que “…cuando digo que la pareja es sintomática me refiero a la idea
que Lacan ha formulado de diversas maneras, pero finalmente, con la expresión
"No hay proporción sexual", lo que quiere decir sencillamente que en
el Otro, el Otro del discurso, el Otro del lenguaje, no hay inscripción de una
pareja de goce, hay ideales, mujeres ideales, hombres ideales. Son
significantes finalmente. En el Otro, hay los significantes de la mujer, los
significantes del hombre, de los niños… pero eso no dice nada del aspecto
viviente del goce corporal, y especialmente, en la pareja. La elección del
partenaire se encuentra determinada vía el inconsciente. Es lo que significa
decir: es sintomática. Y no puede ser otra cosa que sintomática… porque no hay
una inscripción universal y, tampoco, un lazo natural, como se da en los
mamíferos superiores. El macho va a la hembra. En la especie humana no es así.”
Finalmente
subrayaba Soler que “…el psicoanálisis puede curar los síntomas clásicos,
obsesión, fobia, pero más allá de eso… muchas veces -no siempre, pero con muchos
sujetos- cambia algo al nivel de la manera de relacionarse al otro sexo,
incluso, es a este nivel el verdadero efecto. Y es por eso, por ejemplo, que
Lacan comenta el caso de El hombre de las ratas, de Freud. Freud ha curado al
hombre de las ratas de manera magnífica de su obsesión, pero sin su obsesión el
hombre de las ratas era todavía un neurótico con una relación a la muerte y a
la mujer que necesitaba un poco más de análisis...”
Para leer el texto completo de la entrevista: