“La realidad trabaja en abierto misterio”
J. L Borges cita a Macedonio
Fernández
Una pregunta que surgió en el
primer encuentro del ciclo de cine, luego de la proyección de la película
Cinema Paradiso, aquí en la sede de Cuestiones del Psicoanálisis, se constituyó en un problema interesante para
mí: ¿qué hace creíble a Totó? ¿cómo lo logra el director de la película?
Cinema Paradiso |
Siguiendo el hilo de esta
indagación comenzaron algunas lecturas que me llevaron nuevamente a Cervantes y
al Quijote.
También encuentro un ensayo en el
cual el autor, Daniel Attala, indaga en los vínculos entre Cervantes,
Pirandello y Macedonio Fernández. El ensayo toma la referencia constante de
Jorge L Borges.
Explora aspectos del proyecto de
“doble novela” en Cervantes y Macedonio. Considera la construcción del personaje
y el modo en que logra Cervantes “encariñar al lector” con el personaje y la
obra. Esto me interesó especialmente pues está en consonancia con el efecto que
ciertas películas suscitan en el espectador.
J.L.Bórges |
Comienza Borges esa conferencia
titulada: “Mi entrañable señor Cervantes”, diciendo:
“… siempre hay placer, siempre
hay una suerte de felicidad cuando se habla de un amigo. Y creo que todos
podemos considerar a Don Quijote como un amigo. Esto no ocurre con todos los
personajes de ficción…
Don Quijote de la Mancha |
… Ahora voy al libro mismo... Y
por eso está esa relación de sueños y realidad, que es la esencia del libro…
… Así hay un personaje que es un
sueño de Cervantes y que, a su vez, sueña con Cervantes y lo convierte en un
sueño. Después, en la segunda parte del libro, descubrimos, para nuestro
asombro, que los personajes han leído la primera parte y que también han leído
la imitación del libro que ha escrito un rival… Por supuesto, desde entonces
otros escritores han jugado ese juego (permítanme que recuerde a Pirandello) y
también una vez lo ha jugado uno de mis escritores favoritos, Henrik Ibsen.
Y ahora llegamos a otra cosa. Algo
que es tal vez tan importante como otros hechos que ya les he recordado.
Bernard Shaw dijo que un escritor sólo podía tener tanto tiempo como el que le
diera su poder de convicción. Y, en el caso de Don Quijote, creo que todos
estamos seguros de conocerlo. Creo que no hay duda posible de nuestra
convicción en cuanto a su realidad. ..Ahora bien, ¿qué significa creer en Don
Quijote? Supongo que significa creer en la realidad de su personaje, de su
mente. Porque una cosa es creer en un personaje, y otra muy diferente es creer
en la realidad de las cosas que le ocurrieron”.
La pregunta que hace Borges, me
sugiere otra: ¿en qué cree un analista?
La primera cita:
Lacan |
página 41 “…lo que constituye el
síntoma, ese algo que se besuquea con el inconsciente… es el que se cree en
ello” (1)
Entiendo que Lacan hace una
precisión importante: Que uno allí, en el síntoma,
desde ese lugar cree… allí el inc se hace discurso…y uno hace, allí, desde allí, de eso una convicción, hace con eso
una apuesta.
La segunda cita:
página 41“¿Creer allí? ¿Qué quiere
decir eso? Sino creer en unos seres en tanto que ellos pueden decir algo. Les
pido que me encuentren una excepción a esta definición. Tratándose de seres que
no podrían decir nada, que no podrían enunciar lo que se distingue como verdad
y mentira, creer allí no querría decir nada. Esto es decir la fragilidad de
este creer allí… Cualquiera que viene a prestarnos un síntoma allí cree… es
porque cree que el síntoma es capaz de decir algo….” (2)
Leo en esta cita que:
El significante hace síntoma, pero es
importante destacar también que el síntoma toma esa forma del significante.
Aquí Lacan anuda: creer en lo que
otros pueden decir
creer en lo que
el síntoma puede decir
Lacan establece una diferencia
entre creer allí y creerle/la. Creer en el síntoma no es lo mismo que creerle
al síntoma.
“Todo discurso requiere del
sujeto que éste consienta, un instante al menos, creer allí…ese instante, por
impalpable que sea es tontería radical…se trata de reconocerla por lo que es…
La otra tontería, la neurótica, o
la que se emparenta con esta horma social cuyo principio es en sí la igualdad y
la semejanza… es la pasión por el vínculo mismo…es decir, ceder sobre la
imposibilidad de que lo haya”.(3)
La cuestión es cómo existe un
sentido que no sea el de “hay relación sexual”. Es decir, ¿cómo puede existir
el sentido si no hay relación sexual? La operación que hace Lacan es ubicar el
sentido que surge de que no la hay…no hay una realidad última…
En ese sentido, la relación entre
el sujeto y el gran Otro da lugar a que haya esta estructura de ficción que no
es un “como si” sino que conlleva un valor de goce real en tanto hace síntoma.
Cervántes |
Y Borges comenta este final:
“El libro entero ha sido escrito
para esta escena, la muerte de don Quijote…
Cervantes se sintió tan
sobrecogido por lo que estaba ocurriendo que escribió: …«dio el espíritu,
quiero decir que se murió». Ahora bien, supongo que cuando Cervantes releyó esa
oración debe haber sentido que no estaba a la altura de lo que se esperaba de
él. Y sin embargo, también debe haber sentido que se había producido un gran
milagro. De algún modo sentimos que Cervantes lo lamenta mucho, que Cervantes
está tan triste como nosotros. Y por eso se le puede perdonar una oración
imperfecta, una oración tentativa, una oración que en realidad no es imperfecta
ni tentativa sino un resquicio a través del cual podemos ver lo que él sentía…” (5)
Tal vez no se trate de
sentimiento sino de experiencia, experiencia de palabra. Una experiencia dentro
de otra experiencia, la del lector. Manera “sintomática” de escribir la
ficción, de saltar el foso que se cava
al constado de cada palabra.
De la ficción literaria a la
ficción analítica, ¿cómo se las arregla el analista para ir a ese lugar?
No habría análisis sin creencia y
la transferencia, tal vez, pueda considerarse la ficción mayor por la que un
análisis transcurre. Si el analista forma parte de la ficción transferencial es
en tanto la sostiene, es decir, en tanto está en ella y por fuera a la vez.
No puede ocurrir en su ausencia.
En esta ficción hay “alguien” que sostiene creer en eso que sucede allí, que no
es creérsela. Es algo que sucede contingentemente y el analista tiene que estar
allí para permitir ser tomado por esa contingencia.
Pero esto nos remite al sostén
del analista ¿en qué cree el analista, cuales son sus ficciones?
Aquí hay una vieja cuestión que
es aquella del analista como producto de un análisis y su articulación con lo
que se llama la formación del analista.
Son esos puntos de “pasaje” los
que parecen condicionar las características del lazo con ese campo ficcional
que llamamos institución.
Bajo qué condiciones este lazo
haría posible anudar el “creer allí”…con otros. Sabemos que la ficción puede cerrarse sobre
sí misma, o deslizarse hacia el delirio o la inercia.
El espíritu de la ficción
sostiene con las ficciones una relación imposible. Creer allí es creer en el
real de la no relación e intentar poner en juego la estructura de ficción de la
verdad.
Concluyo con estas palabras de
Borges:
“…Creo que los hombres seguirán
pensando en Don Quijote porque después de todo hay una cosa que no queremos
olvidar: una cosa que nos da vida de tanto en tanto, y que tal vez nos la
quita, y esa cosa es la felicidad. Y, a pesar de los muchos infortunios de Don
Quijote, el libro nos da como sentimiento final la felicidad… de algún modo Don
Quijote -más allá del hecho de que nos hemos puesto un poco mórbidos, de que
todos hemos sido sentimentales con respecto a él- es esencialmente una causa de
dicha. Siempre pienso que una de las cosas felices que me han ocurrido en la
vida es haber conocido a Don Quijote”. (6)
(1) J.Lacan Seminario 22 RSI (21/01/75)
(2) Idem 1
(3) J.C.Milner “Los nombres
indistintos”. Cap: La tontería
(4) Miguel de Cervantes
Saavedra. “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha” Segunda parte. Cap
LXXIV
(5) J.L.Borges ”Mi entrañable
señor Cervantes” Conferencia (1968)
(6) J.L.Borges idem 5