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sábado, 14 de marzo de 2015

Enseñanza, transmisión y estilo en psicoanálisis. Juan Pawlow



 Enseñanza, transmisión y estilo en psicoanálisis[1].


 La enseñanza del psicoanálisis en general y la formación de los analistas en particular constituyen un asunto de múltiples aristas[2]. Desde Freud la problemática de la transmisión del psicoanálisis fue zanjada por distintas instituciones y agrupaciones de diferentes modos, aunque en general se coincide en un punto: es condición necesaria el análisis del que se convertirá en analista[3].
S. Freud

Partimos de esa condición necesaria pero no suficiente, entonces nos preguntamos con Lacan cómo se enseña eso que el psicoanálisis nos enseña (Lacan 1957), interesante formulación del problema, ya que nos da un punto de apoyo firme: la enseñanza del psicoanálisis debe llevar la marca de eso de lo que se trata en un análisis.

El psicoanálisis nos enseña que el inconciente no es profundo, no se confunde con “concepciones homónimas a las que él no debe nada”.

          El inconsciente es ese discurso del Otro en que el sujeto recibe, bajo la forma invertida que conviene a la promesa, su propio mensaje olvidado.
J. Lacan

El psicoanálisis nos enseña que: “El síntoma psicoanalizable... está sostenido por una estructura que es idéntica a la estructura del lenguaje.”El síntoma se lee “porque él mismo está inscrito en un proceso de escritura[4].

La formación del analista no puede obviar la sujeción a las leyes del lenguaje, no puede obviar la problemática del lenguaje[5].

Todo esto que recaban estas citas puede considerarse como algo perimido, puede pensarse que Lacan necesitó enfatizar este sesgo de la enseñanza por el extravío de los psicoanalistas que fundaban su práctica en supuestos pre-freudianos, puede leerse como un intervención puntual al estado de cosas de su época. Todo eso tiene un filón de verdad, pero además hay que considerar que esa intervención apunta a cuestiones de estructura más allá de un momento, apunta a la resistencia de los propios analistas al descubrimiento freudiano, que es la resistencia de cualquier ser hablante en tanto la radical ajenidad del inconciente desnuda la ilusión de autonomía del yo, la de ser amo de la palabra. 

Binswanger
Freud en una carta a Bingswanger afirma:   “En verdad, no hay nada para lo que el hombre, por su organización, sea menos apto que el psicoanálisis[6].

          En relación a esto, una cita de “Lo inconciente” (Freud 1915): “...por la investigación analítica llegamos a saber que una parte de estos procesos latentes poseen caracteres y peculiaridades que nos parecen  extraños y aun increíbles, y contrarían directamente las propiedades de la conciencia que nos son familiares...”

He ahí lo unheimlich (lo ominoso, lo siniestro, lo no familiar) que el yo no tolera. Este sentimiento unheimlich que en ocasiones provoca lo inconciente.

¿Cómo entonces transmitir el psicoanálisis si por aquella “organización” –léase narcisista- ese saber no sabido es radicalmente extraño?

Decíamos que la enseñanza del psicoanálisis debía llevar la marca de aquello de lo que se trata en un análisis. ¿Qué? El encuentro con el inconciente.

Un pequeño desvío para volver al asunto desde otra perspectiva. Es instructivo leer por ejemplo esa referencia que Lacan toma en “La dirección de la cura y los principios de su poder”, La Psychanalyse aujourd’hui , en particular el artículo “La terapéutica psicoanalítica” de Sacha Nacht, en donde encontramos afirmaciones como: “El análisis dejó de ser un “estudio” apasionante de lo inconciente, para convertirse en una labor de reorganización de un Yo...
Sacha Nacht

O la siguiente idea acerca de la “regla fundamental”:  “Debe poder llegar así él mismo a “asociar libremente” en torno al contexto proporcionado por el enfermo. Solamente en un segundo tiempo, este trabajo irracional será conceptualizado...

Lo que quiero destacar es que más allá del rechazo del inconciente que se lee allí explícitamente (porque si la “asociación libre” es un trabajo “irracional” lo que se rechaza es la razón freudiana), más allá de eso, el recorrer el texto, la letra misma, transmite, en su tono, que del inconciente freudiano no hay allí ni rastros. No por nada Freud afirma que laconjetura inconciente” (Carbajal E.) no puede devenir en una “teoría tersa” (Freud 1915). La escritura de Freud da testimonio de la peculiaridad de su objeto o para decirlo de otro modo: el encuentro con ese objeto impone el estilo a su escritura[7].
Thomas Adorno
Es que parafraseando a T. Adorno que dice “¿Cómo podría ser posible hablar a-estéticamente de lo estético?”   podemos preguntarnos: ¿ se puede escribir asépticamente sobre el inconciente freudiano, sin ser tocados por su materialidad?

Volvamos al final de “El psicoanálisis y su enseñanza”, en donde Lacan nos deja una frase que con cierto aire de enigma vincula el estilo y la transmisión:   “Todo retorno a Freud que dé materia a una enseñanza digna de ese nombre se producirá únicamente por la vía por la que la verdad más escondida se manifiesta en las revoluciones de la cultura. Esta vía es la única formación que podemos pretender transmitir a aquellos que nos siguen. Se llama: un estilo.”

¿Se transmite un estilo? Se transmite eso que impone, por ejemplo a Freud, una escritura tan peculiar que lo aleja del ideal de la “teoría tersa”.


En la entrevista con Paolo Caruso  Lacan afirma que su retorno a Freud implica que los lectores lo lean con seriedad, “...saber leer un texto, comprender lo que quiere decir, darse cuenta de qué «modo» está escrito (en sentido musical), en qué registro, implica muchas otras cosas, y sobre todo, penetrar en la lógica interna del texto en cuestión...”. Para esto no hay otro modo más que de valerse del método freudiano “...al aplicar la crítica freudiana a los textos de Freud, se llegan a descubrir muchas cosas.”.

En otra entrevista, (Daix, Pierre 1966),
Pierre Daix
Lacan  dice que cuanto más lee a Freud,
más impactado queda por su consistencia, por su coheren­cia lógica.  Esta coherencia lógica encarnada en la letra de Freud ciñe ese “hecho nuevo” que se llamó inconciente. “Un hecho nuevo implica una estructura nueva. El inconsciente es un hecho nuevo, y aporta una desmentida a la antigua estructura sujeto-ob­jeto.”

Una estructura que implica una topología específica, implica una transmisión  específica. Y si “alguna cosa” en los Escritos de Lacan “...se transmite a nivel del estilo...”, es respecto del objeto “a”. Así como Freud se ve necesitado de inventar un dispositivo  de escritura que de cuenta de ese  hecho nuevo, llamado inconciente, la escritura de Lacan responde a su aporte, el objeto “a”:  “Estilo jádico” “...estilo que precisa de la relación de toda la estructuración del sujeto en torno a determinado objeto, que después es lo que se pierde subjetivamente en la operación, por el hecho mismo de la aparición del significante. A este objeto que se pierde lo llamo objeto en minúscula...”
Gómgora

“Y no sólo mi estilo en particular, sino todos los estilos que se han manifestado en el curso de la historia con la etiqueta de un determinado manierismo-como lo ha teorizado de una manera eminente Góngora, por ejemplo-son una manera de recoger este objeto...”

Si algo del estilo de Freud ha interesado (en el sentido que lo entiende la medicina) a sus lectores, es que una transmisión hubo allí. Si algo de la peculiaridad de ese objeto “a” minúscula ha sido transmitido no lo fue sin el modo, el estilo manierista,  del “Góngora del psicoanálisis”.

Notas y referencias bibliográficas



1957  J. Lacan “El Psicoanálisis y su enseñanza” Escritos I


1956  “Situación del psicoanálisis y formación del analista en 1956”


Conjetural n° 42  E. Carbajal “La conjetura inconsciente”.


T. Adorno: “El ensayo como forma”. En Notas de Literatura.

Paolo Caruso: Conversaciones con Lévi-Strauss, Foucault y Lacan, Barcelona, Anagrama.

“Entrevista con Pierre Daix” Traducción Ricardo Rodríguez Ponte.

Nacht, Sacha “La terapéutica psicoanalítica”  en La Psychanalyse aujourd’hui




[1]          Este trabajo fue presentado en agosto de 2007 en la XIV Jornada Investigación en Psicología en la Facultad de Psicología de la U.B.A.  e incluido también en el libro “Efectos de la escritura en la transmisión del psicoanálisis” Buenos Aires, Letra Viva, 2008 (compilador: Carlos Escars).  Su título marca las insistencias de un recorrido más que la connotación de sus términos.

[2]         Entre esas aristas habrá que distinguir la formación del analista, de la enseñanza del psicoanálisis en ámbitos donde no necesariamente se forman psicoanalistas, una Facultad de Psicología por ejemplo, distinción que en principio puede entenderse de modo tajante, porque cuando un analista “... habla ante un auditorio no preparado adquiere siempre un cariz propagandístico”(Seminario Libro VII La ética del psicoanálisis, 16-03-1960). Sin embargo se acorta la brecha de esa distinción cuando Lacan afirma que “también los analistas llegan con posiciones, posturas, expectativas que no son forzosamente analíticas” (Seminario Libro X La angustia, 21-11-62).

[3]          Por supuesto que aquí también entran en juego posiciones encontradas respecto de lo que se procura en un análisis y aún más respecto de lo que nombra un fin de análisis. Para este trabajo, por lo menos, tomemos como punto de apoyo la afirmación de Freud acerca de lo que podemos esperar del análisis del candidato a analista: “Cumple su cometido si instila en el aprendiz la firme convicción en la existencia de lo inconciente.” S. Freud “Análisis terminable e interminable” (1937).

[4]            Todas las citas pertenecientes a “El Psicoanálisis y su enseñanza”.

[5]            Aunque sea lo suficiente para permitirles distinguir el simbolismo de la analogía natural con la que lo confunden habitualmente.” (Lacan 1956).

[6]            Citado por Serge Cottet en “El acto analítico de Freud” del libro “Freud y el deseo del analista” pág.18 Ed. “Hacia el 3er encuentro del Campo freudiano” (1982).


[7]            Para la noción de estilo aquí utilizada remito aquí a mi trabajo  “Faulkner: el furioso estruendo de un estilo” presentado en la Jornada “Psicoanálisis y escritura” Fac. de Psicología U.B.A. 2003, del cual extraigo el siguiente fragmento:

             “Un pequeño resto como una entonación oída al pasar de alguna manera exterior al escritor y que sin embargo determina su proceder narrativo.

              Ese pequeño resto impone el procedimiento narrativo en tanto una vez que se produce su descubrimiento, el autor no es libre de hacer lo que se le plazca con él....

              Querría afirmarlo de una vez: ese instante de encuentro, ese descubrimiento, es el estilo.

              No creo demasiada fructífera la idea cotidiana de concebir al estilo como: “la manera personal de escribir que caracteriza a un escritor”.

              El estilo del escritor fuerza sus maneras, porque si no las forzara esa escritura se tornaría estéril, se extinguiría, apagándose como un eco entre los ecos. Así tomado, el estilo, es la marca que, cada vez, inventa sus formas, y no la manera con la que el escritor tramita lo que encuentra conduciéndolo a moldes ya establecidos.

1 comentario:

  1. Trabajo presentado por Juan Pawlow en agosto de 2007 en la XIV Jornada Investigación en Psicología en la Facultad de Psicología de la U.B.A. e incluido también en el libro “Efectos de la escritura en la transmisión del psicoanálisis” Buenos Aires, Letra Viva, 2008 (compilador: Carlos Escars).

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