En el número
14 de Acheronta, de diciembre de 2001 (del cual hemos transitado ya otras
entrevistas como la de Guy Le Gaufey, Germán García) Gerardo
Herreros realizó un interesante reportaje al psicoanalista argentino Roberto
Harari, lamentablemente fallecido en 2009.
Roberto Harari |
Allí, se fueron
planteando diversos asuntos atinentes a la praxis psicoanalítica como la
problemática de la formación de los analistas, la cuestión de las instituciones
analíticas y el pase, entre otras. Acerca
de las instituciones, por ejemplo, Harari comentaba que “es el funcionamiento el que va dictando la normativa, y siempre hay un
real que se escapa a las previsiones imaginariamente simbólicas respecto de las
reglamentaciones” que una institución puede darse.
Con el humor ácido
bastante frecuente en él, Harari se despachaba crítico con respecto al pase: “Yo no sé, si alguien pasa, que pasó. Yo creo
que se generó un cierto achanchamiento. No sé si un pase al poder - es una
lectura interesante de mi amigo Nasio - pero agregále también esta otra: como
un quedantismo…”
A continuación
también abordó la cuestión de la autorización del analista “de acuerdo a la famosa frase de Lacan (el psicoanalista sólo se
autoriza a partir de él mismo) …ese tipo
de salidas de Lacan que yo llamo de barricadas, donde gatilla, repentinamente,
una contraseña semántica, un aforismo de esos que impactan, que uno no se los
olvida mas, y que después uno repite como lorito - porque tiene un efecto de
trauma, y el trauma, uno lo tiene que repetir …7 años después Lacan tuvo que
decir "y por algunos otros". Es un agregado, son dos tiempos. Ese
agregado es, creo, porque captó los efectos devastadores de esa primera
propuesta de barricada. Entonces este "algunos otros" no es cualquier
"otros". Ni dice "todos" los otros, ni dice todos los
analistas. Son algunos, que son los de la institución donde el analista da sus
pruebas. Estoy absolutamente de acuerdo en que tienen que ser las instituciones….”
Su clínica
no estuvo ausente de la conversación, y señalaba lo siguiente respecto de las
llamadas intervenciones en lo real, en acto “que a veces llevan a la presunción
que se trata de liquidar a la palabra porque con la palabra siempre estamos con
la mentira. Habría como un supuesto real puro que se transmitiría a partir de
hacer cosas. Con lo cual estamos en los límites del psicodrama psicoanalítico:
hacer cosas para desubicar al analizante…Creo que es un modo de estar
patrocinando actings out y pasajes al acto...Yo tiendo a trabajar con sesiones
breves, que en general no duran mas de 20 o 25 minutos, pero que dan ocasión a
que ahí suceda algo… Hay un cierto feeling, en el momento en que uno ve que
pasa algo, algo toca algún real, y se plantea un corte…”.
...el otro punto que me parece no
pertinente es la cuestión de la sala de espera…yo no cito pacientes a la misma
hora, no hago que coincidan, se molesten mutuamente, etc…
Y también agregaba: “…dicen
"que importa si alguien cuenta o no un sueño, si lo que te va a decir en
un sueño te lo va a decir de otro modo, por lo tanto no importa eso".
Claro, si lo tomamos como una especie de inconsciente expresivo, ya está. Pero
si lo tomamos por el lado de la implicación subjetiva, hay muchos analizantes
que, por ejemplo, me dicen "yo no sueño nunca", y ni siquiera les
importa, y con el trabajo analítico vienen y dicen "no sabe lo que soñé,
me quedé impactado, no llegaba la hora de venir y contárselo". Y empieza a
soñar y a hacer un análisis de los sueños sin que nadie se lo pidiese. Ahí está
el punto. No es que alguien le dijo que tiene que soñar. Es un efecto del
análisis. Y entonces, dejan de venir a relatar sus crónicas diarias para venir
a analizar sus sueños. Y ahí estamos en otro tiempo del análisis..”.Para leer el texto completo del reportaje www.acheronta.org/reportajes/harari.htm
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