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domingo, 22 de febrero de 2015

Reportaje a Roberto Harari



En el número 14 de Acheronta, de diciembre de 2001 (del cual hemos transitado ya otras entrevistas como la de Guy Le Gaufey, Germán García) Gerardo Herreros realizó un interesante reportaje al psicoanalista argentino Roberto Harari, lamentablemente fallecido en 2009.
Roberto Harari
Allí, se fueron planteando diversos asuntos atinentes a la praxis psicoanalítica como la problemática de la formación de los analistas, la cuestión de las instituciones analíticas  y el pase, entre otras. Acerca de las instituciones, por ejemplo, Harari comentaba que “es el funcionamiento el que va dictando la normativa, y siempre hay un real que se escapa a las previsiones imaginariamente simbólicas respecto de las reglamentaciones” que una institución puede darse.
Con el humor ácido bastante frecuente en él, Harari se despachaba crítico con respecto al pase: “Yo no sé, si alguien pasa, que pasó. Yo creo que se generó un cierto achanchamiento. No sé si un pase al poder - es una lectura interesante de mi amigo Nasio - pero agregále también esta otra: como un quedantismo…”
A continuación también abordó la cuestión de la autorización del analista “de acuerdo a la famosa frase de Lacan (el psicoanalista sólo se autoriza a partir de él mismo) …ese tipo de salidas de Lacan que yo llamo de barricadas, donde gatilla, repentinamente, una contraseña semántica, un aforismo de esos que impactan, que uno no se los olvida mas, y que después uno repite como lorito - porque tiene un efecto de trauma, y el trauma, uno lo tiene que repetir …7 años después Lacan tuvo que decir "y por algunos otros". Es un agregado, son dos tiempos. Ese agregado es, creo, porque captó los efectos devastadores de esa primera propuesta de barricada. Entonces este "algunos otros" no es cualquier "otros". Ni dice "todos" los otros, ni dice todos los analistas. Son algunos, que son los de la institución donde el analista da sus pruebas. Estoy absolutamente de acuerdo en que tienen que ser las instituciones….”
      Su clínica no estuvo ausente de la conversación, y señalaba lo siguiente respecto de las llamadas intervenciones en lo real, en acto “que a veces llevan a la presunción que se trata de liquidar a la palabra porque con la palabra siempre estamos con la mentira. Habría como un supuesto real puro que se transmitiría a partir de hacer cosas. Con lo cual estamos en los límites del psicodrama psicoanalítico: hacer cosas para desubicar al analizante…Creo que es un modo de estar patrocinando actings out y pasajes al acto...Yo tiendo a trabajar con sesiones breves, que en general no duran mas de 20 o 25 minutos, pero que dan ocasión a que ahí suceda algo… Hay un cierto feeling, en el momento en que uno ve que pasa algo, algo toca algún real, y se plantea un corte…”.
...el otro punto que me parece no pertinente es la cuestión de la sala de espera…yo no cito pacientes a la misma hora, no hago que coincidan, se molesten mutuamente, etc…
Y también agregaba: “…dicen "que importa si alguien cuenta o no un sueño, si lo que te va a decir en un sueño te lo va a decir de otro modo, por lo tanto no importa eso". Claro, si lo tomamos como una especie de inconsciente expresivo, ya está. Pero si lo tomamos por el lado de la implicación subjetiva, hay muchos analizantes que, por ejemplo, me dicen "yo no sueño nunca", y ni siquiera les importa, y con el trabajo analítico vienen y dicen "no sabe lo que soñé, me quedé impactado, no llegaba la hora de venir y contárselo". Y empieza a soñar y a hacer un análisis de los sueños sin que nadie se lo pidiese. Ahí está el punto. No es que alguien le dijo que tiene que soñar. Es un efecto del análisis. Y entonces, dejan de venir a relatar sus crónicas diarias para venir a analizar sus sueños. Y ahí estamos en otro tiempo del análisis..”.
Para leer el texto completo del reportaje www.acheronta.org/reportajes/harari.htm

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